Presidente de FEIQUE

 

J.A. DOMÈNECH
24/11/2016

 

Recientemente ha renovado su mandato al frente de la Federación Empresarial de la Industria Química Española (FEIQUE). Valero preside Dow Chemical Ibérica, empresa en la que ha ejercido diversas funciones desde su incorporación en 1981. Profesional muy conocido en el sector y especialmente en Tarragona, a través de su empresa y de la AEQT, de la que también ha sido presidente, Valero es también miembro de las juntas directivas de la AmCham Spain y de la CEOE. Asimismo pertenece, entre otras asociaciones, al Círculo de Confianza de Nueva Economía Fórum y a la American Business Council (ABC).

 

 

‘El reto es lograr que, además de una buena percepción del sector, el público en general mejore sus conocimientos sobre la química y su industria.’

 

Usted siempre ha defendido la necesidad tener un sector industrial fuerte y respaldado. ¿Podemos decir que somos una potencia económica sin un sector industrial potente?

A menudo he sostenido que lo que dota a una economía de solidez y resiliencia es el peso de su industria. Aquellos países que mejor han resistido la crisis, que no se han visto afectados por la destrucción de empleo y la evaporación de parte de su tejido empresarial, son aquellos en los que la industria genera un porcentaje significativo y creciente de su PIB. En este sentido, no es un secreto que las principales potencias económicas del mundo lideran también el ránking de las naciones más industrializadas. La apuesta incondicional por el desarrollo industrial es una de las claves fundamentales del crecimiento de países como China o India, o de economías más avanzadas y consolidadas como Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, o Reino Unido, más allá de crisis coyunturales.

 

¿Y cómo se sitúa nuestro país?

Hoy España recupera poco a poco la senda del crecimiento económico, muy propiciado desde luego por la bajada del precio del crudo, pero nos quedan escollos muy importantes por superar. Si queremos captar nuevas inversiones hacia nuestro tejido industrial, tienen que generarse las condiciones de competitividad-país que sean capaces de atraerlas con eficacia.

No obstante, tenemos también factores a favor como es una baja tasa de inflación, la paridad euro-dólar, que nos favorece en los mercados exteriores, y por otro lado, el actual precio del petróleo, como comentaba, que es un aspecto coyuntural pero de vital importancia para un país energéticamente tan dependiente como España. Todo ello ayuda a que la gran petroquímica, por ejemplo, gane competitividad. Sin embargo, necesitamos cambios estratégicos en las políticas europeas y nacionales para garantizar una perspectiva similar a largo plazo.

 

No solo basta con tener servicios…

Yo soy de la opinión que Servicios… también. Creo que la economía debe de estar diversificada de manera óptima para que cada sector aporte su parte correspondiente al bienestar de los ciudadanos. Es como cocinar una escudella catalana o un cocido madrileño, cada ingrediente aporta su sabor y su función para que salga un plato de excelente calidad en todos los sentidos.
En una economía tan grande como la española, la diversidad de fuentes de riqueza es fundamental, por eso no nos sirve una economía unidireccional, no sólo no basta con tener servicios sino que tengo el convencimiento de que debemos reforzar la industria para que la economía sea cada vez más fuerte y resiliente. Es una de las lecciones que podemos extraer de esta crisis, pero es necesario que sea la Administración Pública la que se convenza de ello.
Debemos impulsar aquellos sectores que, por su efecto tractor sobre el tejido productivo y por su capacidad de competir internacionalmente, son verdaderamente estratégicos, y debemos hacer un esfuerzo permanente en innovación que nos permita mantener esa competitividad de forma estable.

 

‘El clúster de Tarragona es un foco de atracción de inversiones productivas del sector químico y estoy seguro de que muy pronto nuevas compañías se instalarán en él’

 

No se entiende, o quizá sí, que por parte de los poderes públicos exista un cierto complejo a la hora de apostar decididamente por la industria. En este sentido, usted aboga por crear un Pacto de Estado para la Industria.

El consenso político es fundamental para conceder estabilidad a las políticas industriales. El peso y la calidad de la industria es una cuestión estratégica para un país; es, sin lugar a dudas, una cuestión de Estado pues determina nuestra capacidad de competir con el resto de potencias económicas. Por eso, el consenso es fundamental para abordar algunas de las materias que hoy lastran nuestro crecimiento y nuestras posibilidades de expandirnos, como el excesivo coste de la energía, el deficiente desarrollo de las infraestructuras logísticas y de transporte o los costes derivados de la aplicación de la ingente producción normativa y regulatoria.
Necesitamos un acuerdo entre partidos políticos y agentes sociales para definir una política de largo plazo, que tenga entre sus prioridades la mejora de la competitividad de España y el incremento del peso de la industria en su PIB con el convencimiento de que esta es la única forma posible de crecer con solidez.

 

E incluso parece que huyen si hay que hablar del fracking, un tema casi tabú…

Ha sido un tema controvertido y no exento de polémica, esencialmente achacable al gran desconocimiento y no pocos prejuicios en torno a ello. Ahora mismo este tema ha quedado considerablemente solapado por la situación actual del precio del petróleo, pero este escenario sabemos que puede cambiar y lo que no tiene sentido es que un país tan dependiente, energéticamente hablando, como España, renuncie a la potencialidad del Shale Gas.

 

Entonces, claramente, no podemos renunciar al fracking

Desde el sector seguimos reivindicando que se investiguen e identifiquen las reservas existentes en España. En Estados Unidos existen pozos que siguen siendo plenamente competitivos con un crudo en el entorno de los 50 dólares, porque el break even point de los mismos es muy variado. Pueden ser competitivos por debajo incluso de 30 dólares, y además, la técnica de extracción sigue en la curva de aprendizaje, por lo que puede mejorar sus ratios de eficiencia.

 

¿Y los argumentos medioambientales?

Lo que es menos comprensible es que renunciemos directamente a nuestros recursos si podemos garantizar que la actividad no es incompatible con la protección del medio ambiente. El Shale gas nos convertiría en uno de los emplazamientos más competitivos del mundo. Un país tan ambientalmente avanzado como Noruega tiene, gracias a la explotación de pozos petrolíferos, un fondo soberano de pensiones –el mayor del mundo– por el que a cada noruego le corresponden 160.000 dólares.

 

Es interesante estudiar cómo el sector químico ha afrontado la crisis en nuestro país, manteniendo un alto grado de empleabilidad y con ejemplos de mejora de competitividad en el periodo de recesión. Digamos que se han hecho los deberes mejor que en otros sectores.

Así es, aunque el sector químico, como todos, se vio afectado por la crisis en lo que a destrucción de empleo se refiere, especialmente en 2009, hoy podemos decir que prácticamente se ha recuperado la masa laboral previa a 2008. Pero lo más importante para mí no es solo nuestra capacidad para volver a generar empleo, sino la calidad de éste, la calidad y la cualificación del empleo creado. Prueba de ello es que el 95% de los trabajadores del sector químico tienen un contrato indefinido.
Estas cifras nos sitúan muy por encima del resto de sectores: por ejemplo, la proporción de contratos indefinidos es del 80% en el conjunto de la industria y del 74% en la media nacional. Además, las compañías del sector han demostrado su compromiso con la mejora de nuestras plantillas y por eso son los que más invierten en formación.

 

Recuerdo un coloquio con periodistas, en el que usted explicaba que frente a las demandas históricas del sector (infraestructuras/costes de la energía) decía que ‘no nos hacen caso’. ¿Tanto cuesta convencer a los responsables políticos de estas reivindicaciones básicas?

La reindustrialización aparece en las agendas políticas y aparentemente las Administraciones y Gobiernos son cada vez más conscientes del relevante papel que juega globalmente la industria como motor económico para garantizar un crecimiento sostenible y fraguar un nuevo modelo económico más estable, pero todavía es necesario cambiar muchas inercias, y sobre todo, es urgente contar con políticas y consensos de verdadero corte proindustrial que lleven a materializar su impulso. Lamentablemente hemos perdido mucho tiempo. Tanto España como Europa en general han ido perdiendo músculo industrial paulatinamente y de manera muy evidente en la última década.

 

En temas de comunicación e imagen el sector ha avanzado mucho en los últimos años, aunque seguro quedan muchas cosas por hacer. Sin embargo, parece mucho más lenta la concienciación por parte de los profesionales de venderse como una realidad optimista y de progreso, que aporta muchísimo a la sociedad. Al menos es una impresión que quizá flota en ambientes directivos.

El sector químico goza de una muy buena imagen en España y así lo demuestran los estudios demoscópicos que conocemos. El 81% de los españoles, de acuerdo con una reciente encuesta del Consejo Europeo de la Industria Química (CEFIC) muestran una percepción favorable o muy favorable del sector, preponderando los aspectos positivos de esta industria por delante de los negativos. De esta forma España es el país, de los 7 con mayor implantación química, que mejor percepción tiene entre sus ciudadanos.
Con todo, comparto la sensación de que todavía queda terreno por recorrer. A pesar de esa buena imagen que revelan las encuestas, creo que mucha gente todavía desconoce el papel tan relevante que ha desempeñado el sector químico en la mejora de la calidad de vida y de nuestro bienestar, así como en la resolución de algunos de los retos globales a los que hacemos frente como sociedad. El reto es lograr que, además de una buena percepción del sector, el público en general mejore sus conocimientos sobre la química y su industria.
Tanto desde la Federación Empresarial de la Industria Química (Feique) como desde el Foro Química y Sociedad se han puesto en marcha distintas iniciativas dirigidas a ese objetivo y los resultados demuestran que la sociedad es muy receptiva y tiene interés por un ámbito desconocido para muchos. El reto está en conseguir hacer visible las innovaciones que constantemente nos aporta la química, desde su gestación en el laboratorio hasta su desarrollo industrial para transferirlos a nuestro día a día.

 

Hablemos de Tarragona y su clúster. Realmente aquí el sector ha realizado un gran esfuerzo, creando finalmente un modelo de clúster difícil de igualar y con sinergias espectaculares. Un circulo vivo, con empresas potentes, Universidad, FP, Puerto…

Sí, creo que el clúster de Tarragona es un referente de desarrollo industrial eficiente, sostenible y abarcador del conjunto de actividades empresariales, científicas y académicas que se desarrollan en su entorno. Ha sido pionero en el sector y modelo también para otras zonas de la geografía española con implantación de industria química.

 

‘El clúster de Tarragona ha sido pionero en el sector y modelo para otras zonas de la geografía española con implantación de industria química.’

 

Tenemos aquí otro factor que debería quizá cobrar más valor para el resto de sectores y también para los representantes institucionales. Me refiero a ChemMed, que junto a la AEQT, venden la oferta del territorio fuera de España. Actúan como una gran punta de lanza comercial parar atraer inversiones.

 

Chemmed es la culminación del proceso de optimización que el sector químico ha desarrollado a lo largo de los años y ha demostrado que las sinergias que ha sido capaz de generar suponen una ventaja competitiva de enorme valor para la industria constituyendo un atractivo inmejorable. El clúster es un foco de atracción de inversiones productivas del sector químico y estoy seguro de que muy pronto nuevas compañías se instalarán en él.

 

PERFIL
Edad: 61 años
Profesión: Químico
Aficiones:  El Golf, el senderismo y la cocina
Rasgos principales de su carácter: Trabajador, positivo y con interés en interaccionar con muchas personas